Ante la incertidumbre acerca de cómo se reactivarán los viajes una vez que los países vayan levantando fronteras, y con la esperanza de volver a la normalidad lo antes posible, varios países se han planteado establecer “zonas de turismo seguro”.
También conocidas como “burbujas de viaje” o “travel Bubbles” en inglés, estas zonas de turismo seguro han sido propuestas con la intención de que las personas que viajen dentro de estas zonas no se vean obligados a entrar en cuarentena debido a la pandemia del Covid-19; y así transmitirle seguridad a los turistas en medio de esta crisis mundial.
Entre los involucrados se encuentra el aeropuerto más transcurrido de Europa antes de que comenzará el coronavirus, el Aeropuerto de Londres – Heathrow, quienes afirman estar trabajando junto al Departamento de Transporte del Gobierno de Reino Unido para crear propuestas que permitan algunos viajes sin restricciones. El propósito sería crear “burbujas de aire” junto a países que tengan un bajo riesgo de contagio para permitir que se reanuden los vuelos lo antes posible.
“La propuesta crearía ‘corredores de viaje’ o ‘burbujas de viajes’ que permitirían el libre turismo y movimiento entre países o ciudades de muy bajo riesgo, pero en principio bloquearía los vuelos de los mercados de alto riesgo para salvaguardar la salud pública”, dijo el aeropuerto de Heathrow en un comunicado.
El objetivo de esta propuesta es reducir al mínimo posible los contagios de COVID-19 y, al mismo tiempo, comenzar a reactivar la industria turística.
Ya hay varios modelos propuestos por los gobiernos que quieren reabrir sus fronteras y poner en práctica esta opción que representaría mayor seguridad para el turismo.
Australia y Nueva Zelanda han sido de los primeros países en anunciar su interés y planean crear su propia burbuja de viajes, puesto que la tasa de mortalidad por el virus en ambos países es de solo el 1% y los incrementos diarios de casos se mantienen muy bajos.
Así que esta burbuja a la cual le han dado el nombre de “Trans Tasmania” por estar separados por el mar de Tasmania, permitirá el flujo de personas entre los dos países vecinos en medio de la pandemia.
Si esta propuesta logra el éxito deseado, las «burbujas de viajes» podrían crecer hasta incluir a más países que hayan controlado la pandemia y el número de casos internos sea bajo, logrando finalmente reactivar el turismo sin restricciones.
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