El pasado 21 de febrero, el vuelo UAL328 de United Airlines entre Denver y Honolulu, operado con un Boeing 777-200, sufrió una falla del motor derecho que provocó la caída de trozos del motor en una zona residencial.
Pese a no haber provocado muertos ni heridos, Boeing recomendó suspender las operaciones de 128 aviones de este modelo. “Recomendamos la suspensión de operaciones de 69 Boeing 777 que actualmente están en servicio y 59 que están en almacenamiento y que cuentan con motores Pratt & Whitney 4000-112 hasta que la Administración Federal de Aviación (FAA) identifique el protocolo apropiado de inspección”, señaló la compañía en un comunicado.
Por su parte, el jefe de la FAA, Steve Dickson, afirmó que la agencia de aviación civil estadounidense había revisado todos los datos de seguridad disponibles sobre la avería del sábado y, basándose en la primera información recabada, señalaba que debía “reforzarse la inspección sobre las aspas huecas del ventilador que son exclusivas de este modelo de motor, utilizado únicamente en los B777”.
Tanto la empresa fabricante de aviones como Pratt & Whitney, se pusieron a disposición de las autoridades de la aviación civil para apoyar en la investigación correspondiente al caso.
El Boeing 777-200 es el avión más grande que se ha utilizado desde 1990. Estos aviones han experimentado menos de un accidente importante por cada millón de salidas, una de las tasas más bajas de cualquier avión comercial importante.
Conoce más en The Washington Post.
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